jueves, 27 de junio de 2013

El canto de las jorobadas


Hermann Bellinghausen

Para Matías
        
La lancha inflable, es justo llamarla balsa, donde iba con los Pérez al encuentro de las ballenas me parecía, la verdad, poca cosa. Cómo no sentir aprensión. Digo, he avistado y rondado ballenas varias veces, en distintas latitudes del Pacífico, siempre en navíos de cierta envergadura: barcos pesqueros, yates, lanchas con motor fuera de borda. Pero esa cosita. Y ni pensaron en salvavidas o lámparas. Antes di que no embarcaron las tumbadoras. Ya las pondría el océano. Sólo verlos tan confiados me tranquilizaba. Un poco. ¿Sería que sabían lo que estaban haciendo? Remar la mar toma rato. Los Pérez lo hicieron cerca de una hora antes de alcanzar el jardín flotante de los cetáceos, que se agasajaban al cobijo de la luna.

Desde la balsa no era posible verlas, al principio. Orientados por la luna, los remeros, turnándose, siguieron el rumbo correcto. De pronto se detuvieron. Ángel levantó una mano, indicando atención, silencio.
–Aquí andan cerca, agárrense.
De por sí yo venía bien agarrado de unos lazos para eso que tenía la balsa. Hasta me dolían las manos. Estaba preparado cuando saltaron dos ballenas jorobadas de cuerpo entero, una a cada costado nuestro, con las aletas en cruz de abandono dorsal, y se volvieron a sumergir en una hecatombe de espuma. Repitieron la rutina varias veces, tamborileando. Eran las hembras. La agitación de la balsa alcanzó varios metros de altura. Se me fue el aliento. Los demás gritaban y silbaban como en un rodeo. Dos ballenas más, los machos, asomaron la cola. Eva Pérez, empapada como todos de agua salada y luz de luna, me gritó al oído:
–Ahora van a cantar.
Ángel alzó su mano imperativa otra vez. Era como si se conocieran, las ballenas y los Pérez. Nunca vi algo parecido. En cierta ocasión, recorriendo las islas San Juan, entre los estrechos de Georgia y Juan de Fuca, en la frontera de Canadá con el estado de Washington, el matrimonio que en esa oportunidad servía de guía fue capaz de presentar toda una familia de orcas, que son delfines grandes, las llamadas asesinas (de ballenas), habitantes de un rincón de la isla Orca. Poseían nombre propio, edad y personalidad, y eran amigables como el pan. Humanos y orcas se conocían de años. Pero aquello sucedía en un estrecho, un nido recurrente, y esto ahora era el mar abierto del sur. Las probabilidades de encontrar un grupo conocido de animales (o de personas) son infinitamente menores.
Por si quedaba algo de qué sorprenderme, Noé sacó de una mochila, en la que no había yo reparado, un aparato que consistía en un cable con un extremo pesado, el micrófono, y en el otro extremo una bocina de aspecto sólido. Lanzó el micrófono como si fuera un ancla. El mar, quieto. Las ballenas, imperceptibles. La balsa, suspendida. Nadie se soltó. Entonces, por la bocina, y juraría que también por el aire, se dejó escuchar un canto como de los Swingle Singers (¿quién se acuerda de los Swingle Singers?) pero bestial, con la resonancia de un violonchelo.
Las suites de Bach vienen a ser una sublimación de esa materia prima jorobada, que parecería más afín a la música moderna, donde hubo sitio para un chillido, una ventosidad, un grito, una cuchufleta, y también para los exquisitos tonos altos de un ser vivo poseído por alguna clase de emoción intensa. Sin embargo, el viejo pecho matemático de Bach algo supo de ese canto que nosotros no. Aullidos de lobo. Tripas de gato en sordina, sumergidas. Ondas Martenot.
Casi no se les ve cuando se les oye, si acaso sacan las aletas caudales, pues le cantan al fondo del océano para que las oigan las ballenas del otro lado del mundo. Trepidan más hondamente que una vaca o un elefante despavorido. Y no relinchan. Además, lo suyo tiene propósito, como la música humana. Nada de a tontas y a locas como las aves, meras cajitas musicales si se les compara con el órgano tubular de las ballenas sobre las bóvedas inabarcables.
La coreografía, si así la podemos llamar, de las jorobadas esa noche repetía sospechosamente la de los Pérez horas antes en la playa. En círculo alrededor de la balsa, parsimoniosas, cuatro adultas y una cría bailaban y cantaban contra la ley de las probabilidades una cantata que ponía en aprietos a la escala tonal.
Me pasaría la noche buscando palabras y símiles para esos sonidos, sin rozar el sentido de su posibilidad. Literatura y mitos de Japón, Gales, el Ártico, Norteamérica o Escandinavia trata siempre de la cacería y el descuartizamiento del vasto bosque habitado que es una ballena. Pero Linda Hogan, poeta chicksaw, vio una vez una ballena que todavía no era ballena, “conservaba la sombra de un rostro humano”. Menos mal. Si nos fiamos de las historias y poemas existentes, concluiremos que la humanidad se la ha pasado sacrificándola, sin escuchar sus magníficas cantatas sobrehumanas.
Eva saltó al agua y nadó un rato cerca de ellas. Amanecía cuando regresamos a la playa; pero eso a quién le importa.
Fuente:  http://www.jornada.unam.mx/2013/06/24/opinion/a11a1cul

domingo, 23 de junio de 2013

Una crisis de credibilidad


Hamlet Hermann

El gobierno de Estados Unidos está realizando un cambalache que, evidentemente, no le conviene. Está trocando espionaje por credibilidad. Se equivoca cuando cree que acumulando datos para esconder sus fechorías guerreras va a ser más querido y más temido. Puede que un sector vinculado a la industria bélica quiera más a los de la Casa Blanca, no así las grandes mayorías que habitan el universo. Deberían consultar el pensamiento de Confucio donde señala que la credibilidad es el principal instrumento para ganar la confianza del pueblo. Cuando la confianza se pierde, continúa diciendo el pensador oriental, se pierde todo. No en balde el principal activo de cualquier empresa, más aún de un gobierno, es que crean en éste, lo cual garantiza que los acuerdos serán siempre cumplidos. Sin confianza, no hay convivencia pacífica.

La política de espionaje total y global impuesto por el gobierno del presidente Obama no economiza mentiras ni falsas promesas. Las produce a granel y en operación continua 24 horas al día los 7 días de la semana. Y lo que es peor, el autoritarismo gobernante ha desarrollado una ideología para tranquilizar su conciencia mientras violenta los intereses particulares de millones de ciudadanos. Esta doctrina ha sido articulada como si fuera un asunto de fe. Nosotros, los vigilados, estamos obligados a creer cuanto dicen, sin necesidad de que esté confirmado por la razón o por la experiencia. Es una forma de tiranía que establece la palabra de los poderosos como una virtud teologal, vale decir, como atributo de algún dios.

Hace falta tener una gran paciencia para soportar el cinismo del espionaje estadounidense cuando alega haber frustrado 50 intentos terroristas de gran magnitud desde el 11 de septiembre de 2001. Ninguna prueba presentan de los supuestos hechos frustrados. Con esas declaraciones se incriminan al admitir que, aun conociendo la potencialidad de una acción delictiva, ninguno de esos casos fue presentado ante los tribunales correspondientes. Estamos obligados a creer en los planteamientos de quienes tienen como ideología el entrometerse en los asuntos de los ciudadanos del mundo mientras esconden todos sus planes para incitar, promover y realizar guerras en tierras extranjeras. Habría que preguntarles: ¿por qué espiar a todos los habitantes del territorio estadounidense si, alegadamente, el peligro terrorista proviene del exterior?

La ideología del espionaje total ha creado una maquinaria propagandística en el cine y en las series de televisión para que el mundo acepte a sus espías y matones como héroes a imitar. La arrogancia del poder estadounidense es tal que el presidente Barack Obama llega al colmo del descaro cuando, en una entrevista en el sistema radial público de Estados Unidos, puso como ejemplo que avalaba la calidad de ese espionaje los métodos que aparecen en las series de televisión y los filmes de Hollywood. Sin rubor alguno, la coartada ideológica, fabricada antes de cometer el crimen, ahora es usada por el Presidente estadounidense para justificar los delitos cometidos.

Como el caso del legendario pescador dominicano, Tomás Carite, el presidente Obama aparenta creer sus propias mentiras. Pero el saldo final es que el gobierno de Estados Unidos va perdiendo credibilidad, va desgastando la confianza de su pueblo y del resto del mundo, cada vez que trata de justificar lo injustificable.

Las consecuencias de tanta falta de confianza se ven reflejadas en algunas encuestas de opinión pública dadas a conocer recientemente. En un sondeo desarrollado por Gallup entre los días 1° y 4 de junio, basado en entrevistas telefónicas hechas a más de 1500 adultos a nivel nacional de Estados Unidos, se reveló que más del 77% de los estadounidenses no confía en los principales medios de comunicación. Sólo el 23% de los estadounidenses tiene confianza en los noticieros del país. Los lectores de noticias han encontrado fuentes más confiables en las redes sociales y la Internet, cuya expansión ha sido global. Los estadounidenses de todos los grupos demográficos, incluidos conservadores, moderados y liberales, han experimentado en general una disminución de la confianza sobre los principales medios informativos que se ha agravado desde el año 2007.

Evidentemente, el cambalache de espionaje por credibilidad profundiza el descrédito de Obama y la estructura gobernante de Estados Unidos.

viernes, 21 de junio de 2013

El capitalismo como religión y el neofranciscanismo como su disciplina


Maciek Wisniewsky

    A cien días del relevo en el Vaticano el nuevo Papa cautiva sobre todo con sus gestos. Desde los fieles hasta los teólogos de la liberación como Leonardo Boff u otros disidentes como Hans Küng, casi todos se dejaron seducir. Francisco estableció un estilo sencillo y austero: evita prendas adornadas, optó por un anillo y una cruz de plata, calza zapatos negros viejos, rechazó un lujoso apartamento; más de una vez dijo que quiere una “Iglesia pobre y para los pobres”. Como recuerda Damián Pierbattisti, Michel Foucault en Vigilar y castigar (1975) define el poder disciplinario como “la anatomía política del detalle”; no había últimamente otra ocasión donde aquella definición se vea con tal nitidez como con Francisco ( Página/12, 28/3/13).

Para estar claro: los gestos y los símbolos son importantes (lo dice el mismo Foucault). El elogio a la pobreza, humildad y sencillez que predicaba Francisco de Asís, como subraya Küng ( El País, 10/5/13) también, sobre todo si pensamos en Benedicto XVI con su muceta y zapatos rojos a la medida. En este sentido el encanto de Francisco reside hasta ahora en las diferencias con su(s) predecesor(es) y en lo superficial (para más, habrá que esperar). Pero si es verdad que las épocas de crisis –como la de hoy– permiten ver las cosas con más claridad, entonces necesitamos una mirada más amplia. La “austeridad papal”, más que desnudar los mecanismos del orden dominante, los encubre.
Si algo abunda hoy es el anticapitalismo superficial: de todos lados se escuchan quejas por los “excesos” de empresas, bancos y mercados. Este tipo de crítica “moral” es también la de Francisco. El Papa pide “justicia social”, cuya falta resulta en desocupación ( La Jornada, 1/5/13); instruye al clero a “aprender de la pobreza de los humildes” y a “evitar ídolos del materialismo que empañan el sentido de la vida” ( La Jornada, 9/5/13); pide “reformas al sistema financiero para distribuir mejor la riqueza” y condena “la tiranía del dinero y mercados”. “La antigua veneración del becerro de oro ha tomado una nueva y desalmada forma en el culto al dinero”, dice ( La Jornada, 17/5/13).
El mejor ejemplo de lo inocuo de esta crítica: Angela Merkel se reúne con Francisco y dice que “el Papa tiene razón” ( La Jornada, 19/5/13). Lo verdaderamente subversivo sería si el Papa argentino indicara por ejemplo el camino latinoamericano: la solución política a la crisis (sobre la que la UE calla) y un nuevo contrato social (todos están ocupados en destruir el viejo). Pero Bergoglio siempre estuvo de espaldas a los gobiernos populares, como los kirchneristas, a los cuales nunca ha reconocido por sacar a Argentina de la debacle 2001/2002 (él mismo en aquel entonces se limitó a distanciarse de los responsables y a llamar a la “resurrección moral del país”). Al no hablar de la “lección argentina” (la decisión acerca de la deuda, la importancia de la inversión social) o de los movimientos que hoy se oponen a la austeridad, con su “culto de la pobreza” sólo ofrece un componente espiritual a la “austeridad autoritaria” en Europa.
Si bien Francisco va más allá de Benedicto XVI (que cuando estalló la crisis sólo moralizaba sobre la “excesiva avaricia y consumismo”), acercándose a la crítica soft del capital de Juan Pablo II (que de todos modos destacaba en los 80 y 90), se queda corto comparado con el enfoque sistémico de la teología de liberación (Bergoglio siempre se encontraba en los antípodas de esta corriente; hoy sus representantes le dan el voto de confianza “por el bien de la atormentada Iglesia”). Como bien apunta Michael Löwy, el nuevo Papa sigue la tradicional doctrina social de la Iglesia, donde los pobres son sólo objetos de caridad y compasión, no sujetos de su propia historia que deben liberarse, estando muy lejos por ejemplo del pensamiento de Hugo Assmann o Franz Hinkelammert. Éstos, vinculando el catolicismo con el marxismo desarrollaron una crítica del capitalismo como una “falsa religión”, donde los ídolos del dinero, la ganancia y la deuda, como los del Antiguo Testamento exigen sacrificios humanos, imagen empleada por Marx en El capital ( Le Monde, 30/3/13).
Francisco critica el culto al dinero (“becerro de oro”), pero no cuestiona nuestra fe en el capitalismo. Su neofranciscanismo no es una herramienta de liberación, sino una nueva estrategia de disciplina; no está dirigida al sistema, ni a los banqueros, sino a la gente común. Es un mecanismo de contención que pretende hacer la crisis más manejable y hacernos asumir sus costos (lo que sería una paradoja ya que el gesto original de San Francisco, nacido en una familia de empresarios proto-capitalistas, fue profundamente antisistémico). La “austeridad papal” como “la política de detalle” foucaultiana pretende enseñarnos las bondades de “vivir con menos” y de “pedir menos” (sueldo, prestaciones, derechos, servicios), a contentarnos “con lo poco que hay” y neutralizar a la vez el potencial político de la pobreza.
Giorgio Agamben leyendo a Walter Benjamin y su texto El capitalismo como religión (1921) –comentado también extensamente por Löwy– subraya que su análisis y comparación cobran incluso mayor relevancia después de que fuera cancelado el patrón oro y aumentara el papel de la deuda. Pero la más iluminadora fue su intuición de que el capitalismo como religión “no tiende a la redención sino a la culpa, no a la esperanza sino a la desesperación, no a la transformación del mundo sino a su destrucción” ( Rebelión, 14/5/13). Incluso pocos marxistas, en su mayoría cegados por la “acumulación de las fuerzas productivas”, lo veían así, y no es sólo la ceguera del nuevo Papa. Pero la disciplina neofranciscana seguramente ayuda a hacer más suave nuestro viaje al precipicio (en un tren llamado “progreso”, por supuesto).
Fuente: http://www.jornada.unam.mx/2013/06/21/opinion/024a2pol

sábado, 15 de junio de 2013

Volver a Cuba

Wendy Guerra

- Hola, estoy en el aeropuerto, ya llegué pero me van a pesar y tal vez abrir las maletas. ¿Me pueden esperar con calma por favor? Esto va para largo y debo apagar el celular.

Es el inequívoco inicio de los regresos a Cuba. Parecía que todo había cambiado, a ciertas personas ni les pesan, pero no, este mes le ha ocurrido a tres de mis colegas entrando a La Habana.

Aunque llegues ilusionado, con ganas de crear, furioso de alegría por el reencuentro con Cuba, enseguida te desarman en el 'cuéntame tu vida' del aeropuerto. Es la aduana, ese lugar donde los empleados olvidan ser cubanos como tú, con las mismas carestías, urgidos de importar artículos de primera necesidad que en Cuba no se encuentran. Estas personas cumplen órdenes, pero con una actitud distante, vacía; parecen extranjeros quienes nos preguntan por qué cargas lo que cargas al país donde crecimos juntos llenos de necesidades objetivas.

Qué diría El Aduanero Rousseau quien, siendo él mismo un excelente artista,obtuvo un puesto como inspector de provisiones en uno de los accesos a París (por eso el apodo de douanier) y en esos años tanta pintura entró en su maleta para ayudar a completar la paleta de toda su generación, aquella que poco podía comprar para invertir en los cuadros que son hoy parte de la joya universal.

¿Qué traigo? Un enorme catálogo general del Musée d'Orsay, otro de impresionismo abstracto, el que me regaló Inés Tolentino con la retrospectiva de su obra. La poesía completa de José Triana (dedicada por el autor de "La noche de los asesinos") un gran diccionario de francés-español. Traigo cremas, perfumes y condimentos, inciensos, una lámpara de aceite para espantar los mosquitos este verano. Traigo medicinas para el estómago, las gripes, las alergias, los dolores, los mareos; muchas medicinas para repartir y resistir el verano lejos de París, variedades de té, aceite de oliva, una botella de vino tinto, libretas de apuntes, mis dulces preferidos y multicolores de La Durée (casa fundada en 1862); lápices, plumas, zapatos y vestidos, trusas, un cartucho de tinta para mi vieja impresora, ropa interior, abrigos, un caldero pequeño, una cafetera nueva, juntas para mi refrigerador, libros de varios autores de mi generación, aquellos que no encuentro aquí y se prestan interminablemente.

Traigo un costurero, una bolsa para el agua caliente, el aparato para medir la presión  y algunos cuadernos de papel pautado. Dos dibujos que compré en la calle a un pintor muy joven que dibujaba agachado en 13 Rue du Four. Dos discos con versiones magníficas de Sonatas de Scarlatti.Quitamanchas, betún neutral y unas goticas para desinfestar el agua.Qué bueno que no traje el original de William Navarrete, él insistió y tenía razón, ahora lo leerían preguntándose por qué un colega carga con el original del otro. Mi secador de pelo, mi champú.

Estas cargas son objetos que van narrando las peripecias de mi cotidianidad, la misma necesidad colectiva de tener y ofrecer todo lo que haga falta a los amigos,  ellas van ancladas en el fondo de la maleta para alargar el tiempo de creación confortable en esta isla que amo y defiendo como a pocas cosas en mi vida, esa isla que me dibujo en el avión, idílico pedazo de tierra que me borran de golpe en la confiscación de las fronteras, la culpa es de todos cuando no hay nada y te dejas quitar lo que traes, este problema es de todos pero los aduaneros se comportan como suecos asombrados al abrir tu maleta.

-         ¿Qué traen los artistas? ¿Pero, qué se creen estos artistas? ¿Quiénes se piensan que son estos artistas para traer todo eso? Por qué no se buscan un especialista que conozca a los artistas, que sepan por qué traen cuerdas, palabras impresas, abrigos, colores y pastillas para combatir la neurosis que crea todo esta crisis que te espera al llegar, alguien que entienda sobre estos nuevos instrumentos o aparaticos para crear que aun ellos desconocen.

Miro las maletas, me detengo, seguramente algunas de estas cosas las hay aquí o pueden conseguirse en algún momento, pero mi obsesión de no quedarme sin algo necesario me hace cargarlo todo. He pagado un sobrepeso de provisiones y aquí volveré a pagar por ello.

-         ¿No traes efectos electrodomésticos o un DVD, un disco duro, un celular para vender?

No traigo más que lo que me mantenga aquí y ahora creando, buscando el siguiente motivo para no salir de un sitio donde hago todo lo posible por sentirme bien.

Éste es el país ideal para trabajar, en este país el tiempo tiene otro carácter, otro peso, el clima y la luz te impulsan a generar ideas increíbles. Es importante que las cosas ya se pongan en su sitio.

En la maleta de Cuba está toda mi vida. Cierren todo y déjeme pasar que en esta valija llega mi alma.

jueves, 13 de junio de 2013

René le responde a Ravsberg


Se confiesa el cubano que espió en EE.UU.

Fernando Ravsberg

El 12 de septiembre de 1998 el FBI (Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos) desarticuló una red de espías cubanos asentados en Miami para vigilar a los grupos anticastristas.

Varios de ellos negociaron con la fiscalía y redujeron sus penas, pero cinco agentes (conocidos como "los cinco de Cuba") se negaron y sus condenas fueron las más duras, incluso de por vida.
Uno de esos cinco cubanos era el piloto René González, recién liberado de las prisiones de EE.UU., tras 14 años de reclusión.
González accedió a conversar con BBC Mundo sobre su vida como agente, sus actividades en EE.UU. y sus días en prisión.

¿Por qué aceptó ir a EE.UU. a espiar?

Yo soy un cubano de mi generación y crecí bajo la amenaza del terrorismo contra Cuba, yo recuerdo los secuestros de pescadores, asesinados muchas veces por grupos terroristas de Miami. Estuve dentro del millón de personas que despidió los restos de los mártires de Barbados, cuando el avión de Cubana fue derribado (el 6 de octubre de 1976 un atentado explosivo destruyó un avión de Cubana de aviación en el que viabajan 73 personas desde Barbados; todas murieron). Así que cuando se me pidió que hiciera esto no lo dudé, me pareció que era mi deber como patriota.

¿Es ético ir a espiar a otro país?

Yo creo que es ético defenderse cuando se es agredido y eso fue lo fui a hacer yo. Hemos sido agredidos por la potencia más grande del mundo durante muchos años y tenemos el derecho de defendernos, siempre y cuando no le hagamos daño al pueblo norteamericano. Nosotros en ningún caso fuimos a dañar a nadie allá, sólo ejercimos el derecho a la autodefensa.

Cuando tiene esa doble vida debe conocer también gente buena, ¿no sentió que estaba traicionándolos?

El factor humano es complicado, en todos esos grupos hay personas buenas también que creen en lo que están haciendo, que son manipuladas o que tienen sus prejuicios. Uno los reconoce, aprendes quien tiene calidad humana y quien no la tiene. Te das cuenta de que muchas de esas personas en otras circunstancias hubieran permanecido con nosotros y tú los tratas con el afecto que se merecen.
No quiero nombrar a nadie para no perjudicarlos allá, pero yo he conocido personas que fueron oficiales del ejército de Batista, mayores ya, y todavía me tienen como un hijo y yo los tengo a ellos como padres.

¿Qué tipo de información buscaban, porque algunos de ustedes trabajaban en una base militar?

Había un compañero que estaba en una base militar, él pasaba información pública, él nunca accedió a nada clasificado, nunca lo buscó. Él recopilaba toda la información pública que podía sobre la base de Cayo Hueso, porque la base puede ser un punto que de indicios sobre una posible agresión a Cuba.

¿Y los demás a qué se dedicaban?

Gerardo (Hernández, otro de los cinco agentes que se negaron a negociar en 1998) era el que coordinaba las actividades, yo particularmente estaba infiltrado en varios grupos, en Hermanos al Rescate, en Democracia, en Comando de Liberación Unido y en otros. Pasé por bastantes grupos, porque a todo el que necesita un avioncito, le hacía falta un piloto y yo andaba disponible.

Justamente hablando de Hermanos al Rescate, a Gerardo lo acusan de la muerte de sus cuatro pilotos. ¿Tuvieron que ver con eso?

No tuvimos nada que ver, yo diría que la mayor audacia de la fiscalía para politizar el juicio fue introducir el cargo de Hermanos al Rescate. A Gerardo inclusive no lo pueden acusar de asesinato, sino de conspirar para asesinar, o sea ponerse en combinación con otras personas, en este caso el gobierno de Cuba, para cometer un asesinato, que sería la muerte ilegal de una persona fuera de Cuba; ninguno de los dos elementos se pudieron comprobar.

¿Entonces por qué esa dureza en las condenas?

Va más allá del juicio, es el ensañamiento contra Cuba, yo diría que es una venganza por toda la resistencia de Cuba. La obsesión del gobierno norteamericano es enfermiza y conduce a las políticas irracionales de los últimos 50 años.
Las condenas son una decisión irracional, que responde a la subordinación de la fiscalía a los terroristas que controlan Miami, el propio jefe del FBI se vanagloriaba de andar con esos elementos.

Si eso era así, ¿por qué el gobierno cubano le da al FBI la información que provocó vuestra captura?

(El escritor colombiano Gabriel) García Márquez fue el conducto para que se realizara en 1998 la invitación a dos oficiales del FBI, a los que se les ofreció cooperar en la lucha contra el terrorismo y se les entregó una carpeta de evidencias. Pero la información que Cuba les da no provoca nuestra captura, por la evidencia se deduce que ellos ya nos tenían bajo investigación.
Además yo creo que éticamente hablando la lucha contra el terrorismo debería unir a ambos gobiernos más allá de diferencias ideológicas, yo estoy de acuerdo en que se coopere con cualquier otro gobierno.

¿Por qué no los canjean a ustedes como hicieron con los espías rusos?

Wayne Smith, que fue uno de los embajadores de EE.UU. aquí, dice que Cuba despierta en el gobierno americano la misma reacción qué la luna llena en un hombre-lobo.
Cuba rompe un esquema de dominio continental que hasta el triunfo de la revolución no había podido ser cuestionado y de ahí la rabia. A Cuba se la odia por Girón (fracasado intento de cubanos de Miami por tomar el poder en la isla en 1961), por la crisis de Octubre (también llamada crisis de los misiles y se desató en 1962 cuando EE.UU. detectó que había misiles nucleares soviéticos en la isla), por existir y ser un ejemplo.

¿Les ofrecieron negociar a ustedes? ¿Por qué no aceptaron? ¿Otros aceptaron?

Sí, claro. Además ofrecieron buenos negocios, a uno le dieron una condena de cinco años, estaba acusado de lo mismo que Antonio Guerrero (otro de "los cinco de Cuba"), o sea que le hubieran dado cadena perpetua. Es muy fácil aceptarlo, no es tan difícil para alguna gente.
Pero tienes que humillarte como persona, cuando te ofrecen la negociación los fiscales norteamericanos te dicen que si no mientes en el estrado y si no haces lo que te dicen, te vas a morir en la cárcel. Tienes que decidir si mientes o no.
Y tú no ignoras que estás siendo utilizado como herramienta para acusar a tu país y para agredirlo, para hacer un expediente contra Cuba. Un agente cubano aceptando todo lo que los fiscales quieren en contra de Fidel, del gobierno cubano, de Raúl, hubiera sido un elemento para reforzar ese expediente.
Entonces estamos hablando de dos elementos que son muy importantes, está tu dignidad como persona y la defensa de Cuba. Fuimos a una misión que nos podría costar la vida, no la cárcel, y fuimos para defender al pueblo cubano.

¿Cómo fue el trato en la prisión?

Mientras éramos procesados nos pusieron en aislamiento, en la unidad de castigo de la cárcel y nos mantuvieron allí 17 meses. Realmente nos trataron con mucha dureza, a la familia se le trató muy mal, se me prohibió ver a mis hijas, la atención médica era pésima. Trataron de quebrarnos pero tuvimos la fuerza moral suficiente.
Cuando sales de Miami el asunto político disminuye, ya eres un preso más. También depende del nivel de custodia de la cárcel. Es un crimen que Gerardo esté en un nivel de custodia alta, porque esas prisiones son de mucha violencia, con enfrentamientos muy peligrosos entre pandillas.
Yo tuve suerte porque yo caí en una cárcel de media, en el área geográfica del este americano, donde las pandillas no tienen tanta incidencia, y los hechos de violencia eran más reducidos.

¿Crees que es justa la propuesta de canje de tus compañeros por Alan Gross (el contratista estadounidense condenado a 15 años de prisión bajo cargos de actividades subversivas contra el Estado cubano, luego de ser detenido en 2009 por distribuir tecnología de comunicaciones a una comunidad judía)?

Yo no sé si canje es la palabra adecuada, nadie quiere usarla, los políticos son complicados, pero yo creo que sí. Las seis familias pueden recibir ese beneficio, yo no creo en la salida unilateral de una de las dos partes, me parece absurdo, muestra su arrogancia.
Yo no tengo nada contra el señor Gross, soy del criterio de que el delito político debe recibir cierta benevolencia, si no es un delito atroz, porque tiene otras motivaciones que yo respeto de cualquier parte. Yo vería con buenos ojos que se solucione y que sobre todo se sienten los dos gobiernos y resuelvan todos los problemas que tienen.

Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2013/06/130612_america_latina_cuba_estados_unidos_espia_rene_gonzalez_nc.shtml