jueves, 15 de marzo de 2012

Veinte años después


                                       por Guillermo Rodríguez Rivera


I.
No, no es que intente plagiar a Alejandro Dumas, el viejo. Es que el pasado 21 de diciembre se cumplieron 20 años de la desaparición de la Unión  Soviética, el estado obrero y campesino surgido de la Revolución que estallara en Rusia el 7 de noviembre de 1917, pero que se constituyó como estado en 1922, ya cuando Stalin ejercía la máxima dirección del que había sido el partido de Lenin y también de la naciente URSS.

Desde los años treinta, cuando Stalin, para garantizar su poder personal, mandó a ejecutar a quienes habían hecho la revolución junto a Lenin, muchos creen que se decretó el destino del estado soviético, que la torpe política de Mijail Gorbachov ayudó a consumar hace 20 años, con el insustituible apoyo de Boris Yeltsin.

Cuando se estaban cerrando estas dos décadas, el primer ministro de Rusia y actual presidente electo de su país, Vladimir Putin, afirmó que el fin de la Unión Soviética había sido una de las tragedias del siglo XX.

La frase estremeció a la ultraderecha norteamericana.

Mitt Romney, miembro del partido republicano de Estados Unidos y, según los analistas, el que mayores oportunidades tiene de obtener la nominación como candidato a la presidencia frente a Barack Obama, reaccionó indignado por esa declaración.

Romney, buen discípulo de Ronald Reagan, dice que cree y ciertamente propaga aquel nombrete que su maestro inventó y, según el cual, la Unión Soviética era “el imperio del mal”. Pero el candidato a candidato, es probable que no hubiera nacido en 1947, si el Ejército Rojo no hubiera entrado en Berlín dos años antes, para sepultar al que fue el auténtico imperio del mal en el pasado siglo: el Tercer Reich hitleriano.

Al margen de las luces y las sombras que tuvo en su historia la URSS, la afirmación de Putin encierra una verdad: el mundo era mejor cuando existía la Unión Soviética.

El cantautor español Joaquín Sabina cantó (¿alborozado, irónico, escéptico?) lo que creyó que era el fin de la “guerra fría”. Acaso la demolición del muro de Berlín marcó ese fin,  pero fue para que empezaran las guerras calientes.

En 1991 se inició la Guerra del Golfo Pérsico, por la arbitraria anexión de Kuwait por Irak. El mundo entero demandó al gobierno iraquí que se retirara del estado soberano que era el emirato kuwaití.

Pero esa guerra fue sólo el prólogo a las injustificables que vinieron detrás. Cuando los albanokosovares quisieron segregar de Serbia la provincia de Kosovo, los Estados Unidos convocaron a las fuerzas de la OTAN, para bombardear a una Serbia que sólo defendía su integridad territorial.

En noviembre del año 2000, George W. Bush fue electo presidente en las más turbias elecciones que haya tenido Estados Unidos. El nombre del presidente electo se conocía siempre la propia noche del día de las elecciones. En este caso, pasaron semanas antes de que la Supreme Court se reuniera para decretar, por mayoría de un voto, que Bush había derrotado a Al Gore. Nueve meses después, dos aviones de pasajeros norteamericanos eran desviados de su ruta normal y estrellados contra las torres del World Trade Center, en Nueva York. Se afirmó que un tercer avión impactó al Pentágono, pero se sabe que fue en realidad un misil, arrojado contra la zona donde se ubicaba menos personal en el enorme edificio.

La popularidad del impopular Bush crecía súbitamente y el presidente anunciaba la guerra contra el terrorismo y, para perseguir a un hombre, decretaba la guerra contra una nación. Osama Bin Laden fue perseguido por un país que iba siendo arrasado mientras él estaba en otro (Pakistán). Pero no cesó —no ha cesado— la guerra contra Afganistán. Casi inmediatamente después se acusó a Irak de apoyar el terrorismo y poseer armas de destrucción masiva, pese a que los inspectores de Naciones Unidas no las encontraban, ni el Pentágono ni la CIA podían decir dónde estaban. Estados Unidos invadió el país y lo masacró,  pero las armas siguieron sin aparecer.

Al cabo de cuatro años Estados Unidos  retira sus tropas de una nación que ha tenido más de 1 millón de muertos y ha quedado destruida. Su petróleo, sí, ha quedado en manos de las transnacionales estadounidenses. Cuando empezó la guerra de Irak, el barril de crudo costaba 30 dólares. Hoy vale más de 100.

Ahora mismo existe la amenaza de una nueva guerra que los Estados Unidos, junto a Israel, pretenden librar contra Irán y cuyas consecuencias serían impredecibles.

Acusan a Irán de intentar construir una bomba nuclear, lo que el gobierno de ese país niega, y afirma que desarrolla la energía nuclear con fines pacíficos.

Israel y Estados Unidos, como la ultra reaccionaria monarquía saudita, aspiran a la desaparición del gobierno chiita en Irán.

Ciertamente, el mundo era más pacífico en tiempos de la guerra fría, el mundo era un poco mejor antes de la desaparición de la URSS.

Ahora están comenzando a entender, incluso los pueblos europeos, lo que le debían a la URSS.

Después del fin de la Segunda Guerra Mundial, se invirtieron millones de dólares para convertir el Berlín Occidental en la primera gran vitrina europea del capitalismo y hacerla contrastar con el mucho más modesto Berlín Oriental socialista.

Toda la Europa capitalista adquirió una semejante condición de “sociedad de bienestar” en la que se combinó la política de “guerra fría” de Truman con el modelo económico keynesiano, adoptado desde tiempos de Roosevelt en Estados Unidos: los ricos pagan impuestos proporcionales al grado en que se beneficiaban de la sociedad. Esas grandes contribuciones mejoraron la vida en las grandes ciudades de Europa occidental, crearon miles de empleos, pagaban largas indemnizaciones a los trabajadores en paro, proveían excelentes jubilaciones y mantenían un seguro de salud que lo cubría todo. Con la alternativa comunista a unos kilómetros, los partidos reformistas de izquierda eran poderosos, y la burguesía quería que esa alternativa de izquierda dominara frente a la radical alternativa comunista.

Indirectamente, la Unión Soviética y el campo socialista beneficiaban a los sectores populares de Europa occidental y de los propios Estados Unidos: la gran burguesía de las dos grandes zonas del capitalismo, quería convencer a los sectores populares de la ventaja de su sistema socio-económico.

Cuando la competencia de la alternativa comunista desapareció, las ideas de John Maynard Keynes fueron reemplazadas por las de Milton Friedman, el economista a quien se debe en buena medida la doctrina del neoliberalismo.

Para Friedman, el mercado se regula solo, y el estado debe tener el mínimo de acción en la economía de la nación. Los ricos no deben pagar grandes impuestos, porque la acumulación de ingresos conducirá a la ampliación de sus inversiones y a la creación de nuevos empleos. Los servicios —educación, salud, bienestar social— deben privatizarse, para redimensionar el estado y reducirlo: el mercado puede absorberlo todo.

Pero ocurre que los grandes ingresos de los bancos han creado un capitalismo no-productor ni creador de empleos, sino especulativo, lo que llaman “capitalismo de casino”, que no crea bienes, ni servicios, ni empleos. Los bancos han prestado irresponsablemente miles de millones de dólares y, la doctrina de Friedman ha demostrado su invalidez cuando el estado ha tenido que acudir a salvar a los bancos con miles de millones de dólares de los contribuyentes. Es bastante probable que mucho de esto se habría evitado si hubiera existido la Unión Soviética.

II.

Los Estados Unidos y sus más importantes socios europeos – Inglaterra, Alemania, Francia – están empeñados en una sistemática eliminación del mundo árabe que no quiere doblegarse ente el expansionismo de la derecha fundamentalista de Israel. Se apoyan en las monarquías y emiratos antidemocráticos que temen al dominio chiita en Irán. Han doblegado a Irak, han doblegado a Libia, con el erróneo concurso de Rusia y China. La resolución aprobada por el Consejo de Seguridad de la ONU para proteger a los civiles libios, fue convertida por la OTAN en el instrumento para derrocar al gobierno de Gadafi, torturado y linchado por sus adversarios, ante las carcajadas de Hillary Clinton.

Ahora han querido aplicar el mismo expediente a Siria, pero Rusia y China han reconocido el error que cometieron y han vetado la nueva resolución. China parece que también ha comprendido, como ha entendido Rusia: el expansionismo de la ultraderecha norteamericana está zanjando rápidamente aquellos desacuerdos entre rusos y chinos de los tiempos de Nikita Jruschov y Mao Zedong.

El asalto a Afganistán, a Libia, la intervención en Pakistán y el proyecto de atacar a Siria y a Irán, la creación del escudo antimisiles, todo ello apunta al cerco de Rusia y China.

La ultraderecha estadounidense, esa que representa Romney, no pretende un mundo donde las fuerzas se equilibren e impere el derecho internacional.

Aspira a un mundo regido por una sola superpotencia, los Estados Unidos, dedicado a violar las fronteras nacionales que le parezcan y, a falta de una idea más original —porque las alas de su imaginación no le dan para más— Romney apela a un inaceptable chauvinismo y esgrime, como argumento, eso que secularmente se ha llamado el  “derecho divino”; la noción de que, el Supremo Hacedor ha decidido que los Estados Unidos constituyen una nación excepcional, que debe imponer sus valores al mundo.

Las razones que hacen que ello sea así, están muy claras. Cito a Mitt Romney:  Somos excepcionales  porque somos una nación basada en los valores e ideas de la Revolución Americana, propuestas por nuestros más grandes estadistas en nuestros documentos fundacionales”.

Alguien debiera decirle a Romney —decírselo y no recordárselo, porque es probable que nunca lo haya sabido— que esas ideas provenían de un ensayito que escribiera un filósofo nacido en Ginebra. Su autor le dio un nombre más complicado, pero la historia lo recoge con el nombre de El contrato social, y que Jean Jacques Rousseau editó en 1762, catorce años antes de que los padres fundadores de los Estados Unidos escribieran la Declaración de Independencia, como debe saber Romney, el 4 de julio de 1776.

De ese ensayito, que acabó con la idea del ”derecho divino” de reyes y naciones, se alimentaron los fundadores de los Estados Unidos.

No hay pueblos elegidos, Mr. Romney, aunque algunos hombres lo hayan proclamado así para dominar a los demás pueblos y terminar hundiendo al propio. No hay documentos perfectos ni eternos: siempre los envejece el tiempo, los jubila la historia; todos incluyen alguna inexactitud, alguna tergiversación,  o alguna mentira. Lo hicieron incluso los Padres Fundadores de los Estados Unidos cuando afirmaron en la Declaración “that all men are created equal”, y mantuvieron la esclavitud de los negros por casi un siglo.

Todo parece indicar que Putin se va a encargar de amargarle el sueño del dominio del mundo a Mitt Romney y sus congéneres. Y China, acaso mostrando al mundo un perfil publicitario más bajo, parece que andará por el mismo camino. Son los países que “hacen el peso” para encabezar esa batalla, pero no estarán solos.

Lo intentaron Alejando Magno, los emperadores romanos, Carlos V, Napoleón Bonaparte, Adolf Hitler: nadie puede dominar el mundo. Será mejor que Romney, en lugar de marchar hacia el fracaso,  persiga la manera de hacerlo un sitio más pacífico, más plural, más democrático, mas habitable.

207 comentarios:

«El más antiguo   ‹Más antiguo   201 – 207 de 207
Stella dijo...

Hans,qué pena.Si tienes fb busca la página:https://www.facebook.com/pages/ISABEL-PARRA/41701312361
¿Cómo puede ser?¿Es muy entreverada esa zona?:(
Disculpa que no ponga azulitas, ando de paso.
Besos

adrimar321 dijo...

Mis felicitaciones al profesor Guillermo Rodríguez Rivera!!! Como dice Pmoda, dan ganas de preguntar y preguntar!!!como se aprende aqui...

Una sola cosita con respecto a lo que dice soldado, a quien quiero y admiro en su valentia y honestidad en decir lo que sabe, o cree que sabe, lo que piensa.

Tengo una amiga rusa, licenciada en historia, en filosofia, en literatura...por la universidad de moscu. Que por las vueltas de la vida, se caso con un pergaminense exilado alli, desde el 76, q estudio en moscu medicina, tuvieron 2 hijas.Se vinieron en el 83, ella no se adapto del todo, en fin ...hubo otra hija de otro sr.de pergamino, de la que soy madrina, y adoro, al igual que a las otras chicas. La mayor Paula vive en buenos aires, es traductora de ruso, y solo va de paseo a rusia.

Pero lo que queria contar es que Katia, formo parte de la nomenklatura, trabajaba en archivos donde no accedia nadie, o casi nadie...Sabe muchisimo, ama a su pais, aunque ahora no ve la hora de irse a vivir a donde sea, pues el capitalismo es salvaje, y putin un dictador de derecha... Y ella llorando me hablo un dia del horror del stalinismo...Y sus lágrimas eran de alguien que sabia y no de oidas...Y rusa.

Atea "de profesion" como me dijo una vez, respetuosa al extremo de mi fe. Dejo a su hija elegir, y anastasia eligio la fe, y a mi como madrina. Hoy estudia en navarra filologia...

Lidia la del medio ( o lidok) ha venido muchas veces, es lic. en ingenieria de computacion...

Una historia de novela...
Que quise compartirla aqui.

Valentina dijo...

La caída de la URSS fue la peor catástrofe geopolítica de nuestros tiempos. La caída no se debió a la presión de la sociedad, que en referéndum apoyó el mantenimiento, cae gracias a los corruptos. A los que no vivimos en esa parte del mundo, también nos ha afectado la caída de la URSS y hoy vemos cómo el capitalismo se ha quitado la careta y explota por doquier y sin compasión, con una política neoliberal propia del siglo XIX.
Espero y deseo que una nueva URSS barra toda la mafia de Rusia y de las demás repúblicas y demuestre que una sociedad alternativa es posible.

Silvina dijo...

HOla Silvio. Quería hacer un comentario respecto al link sobre Julio Bocca. Si bien es innegable su talento como bailarín, cuando leo que reclama más cultura no puedo dejar de relacionarlo con la gestión del actual Jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y su apoyo a la política (anticultural) que este realizó con el Teatro Colón.
En esta nota que comparto http://www.lapoliticaonline.com/noticias/val/60229/julio-bocca-respaldo-los-despidos-y-las-obras-del-teatro-colon-.html, se ve claramente su postura ante la gestión cultural de esta ciudad.

En tu link:

"Bocca también reclamó que las empresas se interesen más por ayudar a la cultura. El trabajo es difícil, pero a la vez muy placentero, comentó, y elogió que muchas veces todo se hace a pulmón."

Bueno, hay que ver a qué precio el desea que las empresas colaboren con la cultura.

Saludos.

jorgecamelo dijo...

Saludo fraterno.Hace poco viajamos a Cuba mi esposa y yo,recorrimos varias ciudades y fuimos muy felices allí.Las fotos están en mi blog.Tu música siempre es nuestra mejor compañía.Tu música siempre estará en la memoria de la Humanidad.

jorgecamelo dijo...

Saludo fraterno.Hace poco mi esposa y yo viajamos a Cuba,visitamos varias ciudades y fuimos muy felices.Fotos en mi blog.Tu música siempre nos acompaña.Tu música pasara a la memoria de la Humanidad.

Anónimo dijo...

HAce muy poco tiempo tengo acceso a Internet y a pesar de ser un admirador de la poesía y la música de Silvio, desde mis años en el pre-universitario, esta es mi primera entrada a su blog. ¡Y cómo me alegra haberlo hecho con este artículo! Tengan en cuenta que mis estudios universitarios fueron en Moscú, cuando todavía era URSS y en los precisos años de la "perestroika".
Muchas gracias a Guillermo.
También he leído un gran por ciento de los comentarios y creo, como Calviño, Sin intentar plagiarlo: QUE VALEN LA PENA!!!!!!!
Saludos
Omar

«El más antiguo ‹Más antiguo   201 – 207 de 207   Más reciente› El más reciente»